miércoles, 6 de febrero de 2013

No tengo ganas de hacer nada.

"No tengo ganas de hacer nada". Esto es algo que escucho bastante a menudo. Y mi respuesta siempre es la misma: "Si no tienes ganas de hacer nada, no hagas nada". Entonces la respuesta suele ser: "Es que tengo miedo de tumbarme en la cama y caer en una depresión", o "es que tengo muchísimas cosas que hacer".

Creo que es mentira que tumbarte en la cama te haga sumirte en una profunda depresión. Lo que crea la depresión es hacer todos los días multitud de cosas que no te motivan ni te gustan.

He leído muchos libros de autoayuda, y aunque no recuerdo con exactitud quien fue el que dijo: "Haz siempre lo que tu intuición te pida", intento aplicarme la frase cada día.
Si el cuerpo te pide descanso, hazlo.
No siempre tenemos la misma energía ni el mismo grado de buen humor.
No puedes transmitir lo que no sientes. 

El otro día hablando con una amiga, madre de una niña de 10 años que está separada, trabaja de Lunes a Domingo en unos trabajos que no le satisfacen lo más mínimo pero de los cuales, dice ella, no puede prescindir ya que son las entradas económicas de las que depende su vida y la de su hija, me decía que le costaba levantarse de la cama, que no tenía ganas de hacer nada.
Seguramente muchas personas se sientan identificadas.

Cuando algo te da pereza, cuando levantarte de la cama se convierte en una gran batalla, cuando el mal humor y la apatía se hacen presentes en tu vida, son indicativos de que necesitas replantearte tu vida.
¿Pero cómo se hace esto?

En mi experiencia he pasado de ser una persona educada en que lo primero es el trabajo y lo he realizado aunque estuviese enferma, a dar prioridad a mis sensaciones y mi energía. Si no tengo ganas de hacer una cosa, simplemente no la hago. No le debo nada a nadie. Mi trabajo es una faceta más de mi vida, pero no la única ni la más importante, simplemente es una más.
Me considero una persona con un gran sentido de la responsabilidad pero también se que a veces me he pasado y mucho, regalando mi tiempo, mi trabajo y mi esfuerzo a otras personas. Y curiosamente la respuesta que he obtenido de ellas no ha sido correspondida en el mismo grado que yo he dado.
Por eso creo que no pasa nada si no te encuentras con fuerza para realizar algo que hasta ahora habías hecho pero que de pronto ha dejado de llamarte la atención y lo que sientes cada vez que te planteas realizarlo es rechazo. Mi consejo, deja de hacerlo. Te aseguro que no se acabará ni el mundo ni tu vida.

No es cierto que tumbarse en la cama durante uno, dos, o varios días, te haga caer en una depresión.
Yo lo hago cada vez que no sé cual es el camino ni la dirección a tomar. 
Me tumbo en la cama, dejo de pensar y descanso. En breve suelo estar renovada y con una energía enorme para continuar.

Os dejo con este vídeo: ¿Y si el dinero no importara? ¿Qué desearías hacer con tu vida?


Helena López.

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