martes, 9 de abril de 2013

La extinción del niño sano.

Los seres humanos nacemos sin terminar de formar. 

Nacemos ciegos e incapaces de coordinar nuestro cuerpo, no tenemos la autonomía necesaria para sobrevivir.

Todo el conjunto de células del cuerpo que se está formando tiene que adaptarse de un medio acuático en el que nos formamos y vivimos, como es el vientre de la madre, a un medio aéreo. 
Eso necesita de un proceso en la formación de nuestros pulmones y sistema respiratorio, por eso los bebés tienen mocos y problemas respiratorios, es innato en el ser humano. 

Igual ocurre con el aparato digestivo que tiene que ir formándose para asimilar la diferencia tan grande de nutrientes que va asimilando a través de los primeros líquidos hasta la incorporación de los sólidos.
Es normal que el bebé sienta molestias en el abdomen.

Y así sucesivamente, cuando comienza a caminar y sus músculos se estiran y los huesos crecen, es muy habitual la aparición de dolores en diferentes zonas articulares como son los tobillos, rodillas y a veces también las muñecas.

Hay unos procesos en el cuerpo físico del ser humano por los que hay que pasar. Medicar esto es absurdo. Lo único que conseguimos es meter en el cuerpo del bebé unos productos químicos que van a dificultar, retrasar y a veces complicar el camino natural de autodefensa que viene en el pack de nacimiento. 

Nuestro cuerpo posee sus propias armas para combatir los virus del entorno en el que vivimos. Sólo hay que tener paciencia y dejar que desarrolle su propio proceso.

Quiero compartiros un artículo que he leído hoy y me ha gustado. 
Se titula:La extinción del niño sano.

Helena López.

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